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Magisterio sobre amor, matrimonio y familia <br /> <b>Warning</b>: Undefined variable $titulo in <b>/var/www/vhosts/enchiridionfamiliae.com/httpdocs/cabecera.php</b> on line <b>29</b><br />
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[1367] • JUAN PABLO II (1978-2005) • LAS VOCACIONES EN LA “IGLESIA DOMÉSTICA”

Del Discurso Sono molto lieto, al Consejo Superior de las Obras Misionales Pontificias, 12 mayo 1989

1989 05 12 0002

2. La reflexión sobre el clero de las jóvenes Iglesias, al tiempo que invita a dar gracias al Señor por el regalo de tantos operarios enviados a su mies (cfr. Mat 9, 38), estimula a intensificar el compromiso de oración y de animación en las comunidades cristianas, en las familias, entre los niños, los adolescentes y los jóvenes, para que el Señor continúe llamando ministros para su Iglesia, y dé fuerza a los que han sido elegidos para que sepan responder con un “sí”, generoso.

Las vocaciones florecen en la “Iglesia doméstica”, que es la familia. “Las familias cristianas prestan una particular contribución a la causa misionera de la Iglesia cultivando las vocaciones misioneras en medio de sus hijos e hijas y, más generalmente, con una labor educadora que consigue disponer a sus hijos, desde la juventud, para que reconozcan el amor de Dios hacia todos los hombres” (Familiaris consortio, 54).

Los sacerdotes y los pastores de las comunidades cristianas, con el testimonio de su vida y con la catequesis constante, deben ayudar a las familias a que comprendan y acepten con amor y gratitud la eventual llamada que el Señor tuviera a bien dirigir a alguno de sus miembros. El Concilio Vaticano II ha recomendado a todos los sacerdotes que demuestren su celo apostólico, en su máximo grado, en favorecer las vocaciones con el ejemplo de su vida humilde, dinámica, animada por alegría interior, por la fraternidad y por la colaboración sacerdotal (cfr. Ot 2). Lo he recordado a los sacerdotes malgaches, en la reunión tenida con ellos durante la visita pastoral a aquel país: “A través de vuestra alegría de servir al Señor y a su Iglesia el Espíritu Santo concederá el mismo deseo a los jóvenes que os visitan”.

Considerad, por tanto, como vuestro cometido preferente, en vuestra condición de directores nacionales de las Pontificias Obras Misionales, la animación y promoción de las vocaciones sacerdotales, religiosas y misioneras de las que la Iglesia tiene necesidad siempre creciente para poder llevar a cabo la misión evangelizadora que el Señor le ha confiado y continúa confiándole para la salvación de la humanidad.

La Obra de San Pedro Apóstol, de la que celebramos el centenario de la fundación y de cuya actividad y difusión en vuestras naciones os ocupáis, no aspira solamente a recoger ofertas y ayudas para los seminarios y para los jóvenes que en ellos se preparan para el sacerdocio; sino que, en la medida de sus posibilidades, la citada Obra debe trabajar a fondo para que la formación religiosa esté enriquecida y animada por un intenso espíritu y compromiso misionero.

[E 49 (1989), 1489-1491]

2. Cfr. Mt. 9,38.

3. Familiaris consortio, 54 [1981 11 22/ 54].

4. Cfr. Optatam totius, 2 [1965 10 28ª/ 2].